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domingo, 26 de mayo de 2013

Mi vida en momentos como estos es una montaña rusa que no para de dar vueltas; subídas, bajadas, viajes violentos y suaves. A instante, quizás, existe tranquilidad y no ha pasado ni un minuto y ya estoy de cabeza otra vez. Me he acostumbrado a vivir así y no me parece malo. Sin embargo, al terminar el primer viaje el pasajero cambio, ya no era él quien me acompañaba, quien me hacía reír a carcajadas y taimar como una nena que no obtiene lo que quiere. El pasajero era una "absoluta casualidad" la casualidad más linda y repentina de todas las que pude tener en mi vida. No esperaba compañero, me sentia capaz de emprender el viaje más loco de mi vida sola, pero algo lo trajo a mi asiento de copiloto y no iba a rechazar nada que llegará asi de sorpresa y que solo me hacia sentir tranquila.
Quizás nuestro viaje tenga destino distinto, quizás el baja antes, quizás despues. Yo sé que no nos bajaremos juntos ni a tiempo para encontrarnos nuevamente, pero me conformo con emprender un viaje a su lado.
Y tal vez algunos crean que siento algo muy profundo por mi copiloto, pero la verdad es que no sé si lo quiero, no sé si me gusta o si me encanta o si simplemente me hace bien. No me lo cuestiono, solo lo siento y dejo que me lleve donde sea.
El tiempo me enseño a no tener miedo y a vivir mi vida, salga como salga, venga lo que venga.
No quiero planes,solo lo que tenga que pasar. Quiero sonreír, porque sé que mi felicidad la armo yo y nadie más. Y sé que a través del viaje tendré diversos compañeros (as) que iran junto a mi, algunos se bajaran cuando tengan que hacerlo, otros se quedaran duré lo que duré el viaje. No me importará cuando bajen, sino cuando suban, pues sera en ese momento cuando se produzca el cambio en mi vida, sin importar para donde me lleve.

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