La noche estaba cálida
Se acercaban las 4.00 am.
Y yo permanecía encandilada,
quieta; observando el cielo,
que se asemejaba a la constelación
que rodeaba mis parpados.
Tenía un lado absolutamente
fuera de la realidad,
y me hundía como en un arenal movedizo,
Sin embargo, yacía serena,
Como si al otro lado
fuese a encontrarme con tu cuerpo.
A mi lado, un reloj,
Caía cada vez con mas prisa;
Y así contaba que el tiempo pasará,
de otra manera, no exístia noción.
El día y la noche estaban a punto de encontrarse;
Se rozaban el uno al otro,
eran casi un eclipse.
Casi digo, porque el miedo los gobernaba;
Aquella vulnerabilidad
a quedar desconsolados.
Desperté junto a un muro por dos segundos
y me adormecía en sueños infinitos.
Olvidé que el tiempo existía
y me aferre a un lapso exento.
Recordé entre medio de la nada,
que "ese", era mi lado en vuelo.
Y aquel defecto alforaba para ser virtud.
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sábado, 25 de octubre de 2014
jueves, 23 de octubre de 2014
Caía la noche,
Consigo el insomnio irremediable.
Entre pestañeos se hizo presente:
El desvelo del motel más desgastado,
La penetrante y exquisita noción de que viví.
Me hice mujer aquella noche
Y sueño las otras restantes.
Cada gota de sudor encerró un momento
Y el jadeo más exhaustivo avivaba el fuego.
Existiamos entonces;
Como el magnífico y fugaz vistado de un astro glorioso.
Quizás único momento en el que tiempo es uno.
Giraba entorno a sábanas que nos unían de por vida
Y su aliento cubría hasta mi último respiro.
Paso un breve instante de sueño reponedor e inconcluso.
Y entre conversaciones y alcochol reanudamos el delírio.
Así, desvanecio el recuerdo.
Y entre parpadeos cesó la memoria.
Consigo el insomnio irremediable.
Entre pestañeos se hizo presente:
El desvelo del motel más desgastado,
La penetrante y exquisita noción de que viví.
Me hice mujer aquella noche
Y sueño las otras restantes.
Cada gota de sudor encerró un momento
Y el jadeo más exhaustivo avivaba el fuego.
Existiamos entonces;
Como el magnífico y fugaz vistado de un astro glorioso.
Quizás único momento en el que tiempo es uno.
Giraba entorno a sábanas que nos unían de por vida
Y su aliento cubría hasta mi último respiro.
Paso un breve instante de sueño reponedor e inconcluso.
Y entre conversaciones y alcochol reanudamos el delírio.
Así, desvanecio el recuerdo.
Y entre parpadeos cesó la memoria.
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