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jueves, 23 de octubre de 2014

Caía la noche,
Consigo el insomnio irremediable.
Entre pestañeos se hizo presente:
El desvelo del motel más desgastado,
La penetrante y exquisita noción de que viví.
Me hice mujer aquella noche
Y sueño las otras restantes.
Cada gota de sudor encerró un momento
Y el jadeo más exhaustivo avivaba el fuego.
Existiamos entonces;
Como el magnífico y fugaz vistado de un astro glorioso.
Quizás único momento en el que tiempo es uno.
Giraba entorno a sábanas que nos unían de por vida
Y su aliento cubría hasta mi último respiro.
Paso un breve instante de sueño reponedor e inconcluso.
Y entre conversaciones y alcochol reanudamos el delírio.
Así, desvanecio el recuerdo.
Y entre parpadeos cesó la memoria.

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